— 23 de noviembre de 2020
¿Por qué las pequeñas empresas deben ser más estratégicas con su branding?
Para comenzar quiero aclarar lo que significa branding. Branding no es un logo, una campaña publicitaria, un empaque o un eslogan, branding es el proceso de desarrollo y construcción de marca.
Existen dos definiciones que me gustan para marca y que son totalmente válidas; la primera de ellas dice que: marca es una experiencia emocional, es la percepción que tienen las personas sobre un producto, servicio o empresa, de decir, es lo que la gente siente, dice y piensa de tu producto, servicio o empresa.
La otra definición pertenece a Emily Heyward, Co fundadora de Red Antler, ella dice que: una marca es la experiencia completa que tienen los clientes con tu negocio.
Es claro que una marca tiene que ver más con la experiencia que ofreces que con tu logo, eslogan o publicidad.
Construir una marca es todo un viaje, nunca se deja de cultivar una marca y para eso es que necesitas del branding, para desarrollar, construir y gestionar tu marca de forma constante y consciente de que lo estás haciendo.
Muchas pequeñas empresas comienzan sus negocios y el tema de la marca, parece que se lo dejan al destino, que él tome las decisiones a su antojo pero que ojalá no los afecte, en otras palabras ceden el control de su marca a lo que sea que pase y sólo reaccionan hasta que algo sale mal.
Por ejemplo, todo iba a bien hasta que un día un cliente molesto convirtió el muro del Facebook de la empresa en "el muro de los lamentos"; para cuando logras reaccionar la publicación es casi viral y no tienes idea de cómo parar o solucionar este embrollo.
A mi me gusta decir que todo lo que hacemos como negocio tiene un impacto directo sobre la marca, y cuando me refiero a todo es TODO.
Las pequeñas empresas (en su mayoría) no tienen los recursos para afrontar una crisis de marca y por eso es que deben ser más estratégicas en sus decisiones y acciones.
Entonces ¿Cómo puede una pequeña empresa gestionar su marca de forma más estratégica?
1. Ofrece una experiencia completa.
Las pequeñas empresas suelen trabajar con las uñas (con lo que tienen) no se pueden dar grandes lujos, ni hacer grandes inversiones en marketing o publicidad, esto sólo les deja la creatividad, lo cual es una herramienta que pueden aprovechar y explotar sin tener que gastar.
Una de las grandes ventajas que tienen las pequeñas empresas es que pueden obtener, directamente de sus clientes, un feedback que los ayude a mejorar; tienen la capacidad para establecer una relación cercana y de confianza con sus clientes, lo cual les puede facilitar obtener una retroalimentación sana que los ayude a corregir y mejorar la experiencia y calidad de los productos.
Comienza por definir la experiencia de tu cliente, desde antes que inicie la compra, visualiza qué hace tu cliente antes de tomar una decisión, qué tipo de información necesita en esa etapa, cuáles canales utiliza.
Luego piensa en el momento de la venta, qué puedes hacer para esa experiencia sea memorable, que genere una sonrisa en el rostro de ese cliente y por último, recuerda la venta no acaba cuando se vende el producto, qué servicio post venta le vas a ofrecer, si ese cliente tiene una duda a dónde va a llamar, qué canales tengo a disposición para eso, piensa más allá de lo tradicional, trata de ponerte en los zapatos del cliente, piensa en cómo puedes deleitarlo en cada una de esas etapas.
Se muy estratégico en la experiencia que ofreces a tus clientes, cada detalle influye en la percepción que ellos tienen de la marca y no sólo eso, cuando logras ofrecer una experiencia memorable, conviertes a cada comprador en un promotor potencial de tu marca, en palabras más sencillas, los mismos clientes te hacen publicidad y ¿a quién no le gusta la publicidad gratis?
2. Enfócate en lo que tu negocio hace mejor.
Plantear decisiones estratégicas, también implica que debemos decidir sobre qué cosas no debemos hacer. Como dice el dicho popular: el que mucho abarca poco aprieta. Los pequeños negocios deben ser más audaces en las decisiones que toman, deben elegir cuáles batallas quieren pelear y en cuáles tienen potencial para ganar.
Una decisión muy importante que deben hacer es sobre cuál será su propuesta de valor y su ventaja competitiva.
Tienes muy pocos recursos como para dedicar todos tus esfuerzos a posicionar tu marca como algo que no es; recuerda que una vez que esa información entra a la mente de las personas es muy difícil cambiarla.
No desperdicies tiempo y dinero, comunicando un mensaje incorrecto o tratando de ser bueno para todo el mundo. Enfoca tus esfuerzos en eso que haces mejor que la competencia.
Con esto no quiero decir que sólo vas a ofrecer unos cuantos productos o servicios, lo que quiero decir es que al principio enfoca tus esfuerzos y construye una reputación que se alinee con la visión de la empresa, a futuro tus posibilidades de crecer o escalar serán mayores.
Gestionar o desarrollar una marca, no es más que construir la reputación de tu empresa, de tu negocio y por ello es que no debes dejar algo tan importante al azar.
En conclusión.
El branding es una herramienta que te permite trabajar tu marca completamente alineada a tu negocio, no son cosas separadas, pues uno afecta al otro. Se más estratégico con tu negocio y marca, en una economía en la que abunda la competencia no puedes darte el lujo de desperdiciar tu tiempo y recursos en estrategias que no te llevan a ningún lado. Invertir en branding es invertir en el crecimiento de tu negocio, porque una marca sólida es un negocio rentable.
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